Sigo soñando contigo.
En mi sueño, me pediste ir a correr.
Ándale. Ve. Será bueno para ti, dijiste.
En mi sueño, ambos estábamos sentados en un sillón, frente a frente.
Tomaste mis manos entre las tuyas.
Pero odio correr, me quejé.
En mi sueño, sólo miraste a nuestro alrededor mientras tocabas gentilmente mis rodillas.
Necesitas hacerlo.
¿Vendrás conmigo?
En mi sueño, por la primera vez, me miraste directo a los ojos.
No puedo, dijiste en un suspiro. Si lo hago todos se enterarán.
En mi sueño, te miré, desesperanzada, y aún así ahogada en un sentimiento de devoción.
Correré.
En la vida real, me di cuenta de que no era que todo el mundo se fuera a enterar, era que tú lo harías.
Ahora, sólo te puedo hablar en sueños.