Imagínense como una chica joven, quizás no muy bonita y bastante ingenua. Imaginen que un viudo llamado Maxim de Winter de más o menos buen ver, que les lleva casi veinte años y tiene una fortuna, se enamora de ustedes mientras él está de vacaciones y ustedestrabajando. ¿Qué puede salir mal? Es entendible preferir pasarla difícil en una mansión que en un tsuru del 80, pero nuestra protagonista no lo piensa por el lado de la conveniencia económica, si no de la mitológica historia del amor romántico. Ha encontrado a un hombre que la quiere y la mantendrá como a una señora en su mansión inglesa. Es fácil caer en la tentación.
Pero en Manderley, la gran gótica mansión frente al mar, hay muy poca felicidad.
Este libro de 1938 empieza con la misteriosa y compleja frase de:
Last night I dreamt I went to Manderley again.
Esta línea es reconocida como una de las mejores frases introductorias del la literatura. Quizás no tan conocida como las de Orgullo y Prejuicio o El Extranjero, pero que nos embarca a una aventura casi al instante. Desde el principio se levantan varias suposiciones, ¿lo dice la protagonista porque extraña o teme Manderley? ¿Por qué ya no está ahí? También nos habla de que algo debió pasar para recordar un lugar hasta en sueños, ¿qué fue?
Nosotros como el personaje principal, queremos ir a Manderley y ahora queremos saber porqué no podemos volver.
La historia de amor dura muy poco, al llegar a la enorme Manderley nuestra heroína se encuentra con una cruel ama de llaves que la acosa y maltrata hasta llevarla al punto de quiebre y todo esto por su adorada Rebecca, la difunta primera esposa de Maxim. Una mujer muy hermosa y llena de cualidades que murió trágicamente en un viaje de bote y que, según la señora Danvers, el señor de Winter no puede (ni podrá) olvidarla.
¿Cómo competir con alguien que sigue teniendo una presencia fuertísima aún estando muerto? Una persona cuyo lugar hemos reemplazado y nunca tendremos oportunidad de conocer. ¡Nuestra protagonista ni siquiera es mencionada por nombre y la novela lleva por título el nombre de la difunta señora de Winter!
La historia continua con una serie de sucesos y misterios para terminar en un inesperado final. La tensión emocional que tiene este libro te mantiene pegado al libro hoja tras hoja.
Rebecca toca (quizás de un modo no premeditado) temas sociales como la vida en el matrimonio, la rivalidad femenina, el trauma y los desórdenes de personalidad.
Se dice que la Daphne Du Maurier se inspiró en Jane Eyre de Charlotte Brönte, y aunque ambas obras tienen sus claras similitudes (un romance central, una mansión gótica gigante, hombres mayores con muchachas algo ingenuas, incendios), contienen una historia muy distinta. Rebecca no se trata de una historia de amor, se trata de la retorcida y difunta Rebecca de Winter.
Actualmente existen varias versiones de este libro en español (no las había cuando leí este libro por primera vez), y estas son las que recomiendo leer. Aparte de contar con una buena traducción, la novela de Du Maurier utiliza un lenguaje antiguo y algo rebuscado que pueden hacer que su lectura en inglés se vuelva algo confusa.
Netflix sacará próximamente su adaptación con Lily James y Armie Hammer (a quién considero muy guapo y amable para el personaje de Maxim de Winter ), el trailer se ve prometedor, pero siempre estará la adaptación ganadora del Óscar de Hitchcock que capturó a la perfección el suspenso que esta historia nos evoca.